18.04.08 09:30 Antiguedad: 4 yrs

"Ignorados por todo el mundo" - una visita a Yambio, Sudán

 

Metropolita Dr. Zacarías Mar Theophilus: "Si uno está ligado a una comunidad por el amor y la preocupación por los seres humanos, ésa es la mayor seguridad."

Miembros del equipo ecuménico que visitó Yambio, en Sudan del Sur, Metropolita Dr. Zacarías Mar Theophilus (segundo desde la izquierda) y obispo Dr. Gerrit Noltensmeier (segundo desde la derecha), se encuentran con miembros de la comunidad y personal de las iglesias. (c) Manoj Kurian / WCC

Por Juan Michel (*)

 

El Metropolita Dr. Zacarías Mar Theophilus, de la Iglesia Siria Mar Thoma de Malabar, India, fue uno de los miembros del equipo ecuménico que visitó recientemente la región de Yambio en Sudán. Yambio, capital del estado de Ecuatoria del Oeste, situada cerca de la frontera con la República Democrática del Congo, es verde y fértil. "Pero las personas que encontramos allí se sienten ignoradas", dice Theophilus, "ignoradas por Jartum, ignoradas por Juba, ignoradas por todo el mundo".

 

Jartum y Juba, capitales de Sudán del Norte y del Sur, respectivamente, están separadas por unos 1.700 kilómetros y por las heridas de 21 años de guerra civil. El conflicto entre el norte predominantemente musulmán y el sur de mayoría cristiana causó la muerte de unos dos millones de personas y dejó más de cuatro millones de desplazados dentro del país.

 

El Acuerdo General de Paz firmado en enero de 2005 puso fin a la guerra, pero no a los problemas. Entre los cuales no es el menor la implementación de muchos de los puntos controvertidos del mismo acuerdo, tales como la demarcación de fronteras, la repartición de los ingresos del petróleo y la preparación adecuada de un censo y de elecciones.

 

Yambio, una zona predominantemente agrícola, resultó relativamente menos afectada que otras regiones durante la guerra. Pero han habido tensiones esporádicas entre la población local Zande y la población desplazada Dinka, dedicada a la ganadería. Constituye una dificultad añadida la presencia en la región del Ejército de Resistencia del Señor de Uganda. Este movimiento rebelde, cuyos dirigentes han sido acusados de crímenes de guerra por la Corte Penal Internacional a causa de las atrocidades cometidas durante los 21 años de guerra contra el gobierno de Uganda, es bien conocido por su crueldad.

 

Un miembro del equipo ecuménico dijo: "Yambio podría ser un paraíso, pero en las circunstancias actuales es sencillamente terrible."

 

El equipo de cinco personas que visitó Yambio formaba parte de una visita de solidaridad ecuménica internacional más amplia, enviada al Sudán por el Consejo Mundial de Iglesias y el Consejo de Iglesias de Toda el África. Del 26 al 31 de abril, además del equipo que visitó Yambio, otros tres equipos visitaron Jartum, Darfur y Rumbek antes de reunirse con unos 80 representantes de iglesias del Sudán -líderes, mujeres y jóvenes- en una conferencia de tres días celebrada en Juba. El objetivo de las visitas y de la conferencia fue escuchar las preocupaciones y esperanzas de las iglesias locales, así como expresar la solidaridad de la familia ecuménica con las iglesias y el pueblo de Sudán.

 

Al término de la visita, entrevistamos al Metropolita Theophilus:

 

¿Qué es lo que más lo impresionó durante la visita?

 

Las dificultades de la gente. Todavía tienen miedo, padecen inseguridad debido a los ataques del Ejército de Resistencia del Señor. Muchos duermen en el monte, no pueden enviar a sus hijos a la escuela. Por otra parte, vimos las iglesias llenas y unidas. La única esperanza de la gente es la iglesia. Por ello, esta visita de solidaridad ha contribuido a confortarlos, estimularlos y darles esperanza.

 

¿Cuáles son los efectos de la presencia del Ejército de Resistencia del Señor en la región?

 

Viene de Uganda y penetra en la región de Yambio matando gente y atacando a las jóvenes. Hasta el obispo católico está amenazado. Yo no conocía este problema antes de venir y pude comprender su magnitud sólo después de la visita. A través de los medios de comunicación recibo información solamente sobre lo que ocurre en la región de Darfur. Pero el país se enfrenta con otros problemas enormes, como la aplicación del Acuerdo General de Paz, que no es fácil. Por ello, la visita sirvió para abrirnos los ojos.

 

¿Cuál cree que es la cuestión más acuciante que hay que afrontar?

 

La salud. Hay muchísimas personas que viven con el VIH y el SIDA. Tanto la iglesia como la sociedad, así como el gobierno y las organizaciones, deben trabajar juntos para resolver este problema. Hay también casos de malnutrición. Se necesitan hospitales y personal de salud.

 

Otra necesidad urgente es la educación. Las iglesias deben involucrarse más en este sector, en la capacitación profesional y técnica, mientras que el gobierno debería apoyar estas actividades mediante financiación. Se necesitan escuelas y una universidad. Hoy en día, para acceder a la educación superior hay que ir a la vecina Uganda o a Juba, la capital de Sudán del Sur. El alto nivel de desempleo es consecuencia de la falta de formación. Por supuesto, la falta de infraestructura agrava aún más el problema y es preciso subsanarla.

 

En Yambio, el gobierno y las iglesias mantienen una buena relación que debería extenderse a todas las regiones.

 

¿Cómo puede su iglesia, que se halla tan lejos, ayudar a las iglesias de Sudán?

 

Llevamos varios años orando por Sudán. La oración es una fuerza muy poderosa, una gran fuerza que puede cambiar las cosas. Cuando vuelva a mi patria escribiré en la revista de la iglesia sobre lo que he visto y movilizaré a la gente para que ore y trabaje por la paz.

 

Es verdad que desde lejos no podemos hacer mucho, pero podemos colaborar con las iniciativas adoptadas por medio del Consejo Mundial de Iglesias, por ejemplo, apoyando su participación en el proceso del Acuerdo General de Paz. Podríamos también enviar maestros -tenemos cantidad de maestros- y tal vez algunos médicos. Deben de haber maneras de entablar relaciones con las iglesias del Sudán.

 

¿Qué se lleva consigo a su patria de esta visita?

 

Aunque la gente de Yambio vive en condiciones muy difíciles y con inseguridad, el sistema de aldeas hace que puedan apoyarse unos a otros. Encuentran su seguridad en el amor y en el cuidado de las personas, no en los militares. Es algo que el mundo moderno debería aprender. Concebimos la seguridad en términos de armas poderosas, pero si uno está ligado a una comunidad por el amor y la preocupación por los seres humanos, ésa es la mayor seguridad. Por ello, tenemos que aprender de estos aldeanos que nuestra seguridad se halla en último término en las manos de Dios, así como en las de una comunidad de amor. Es el odio el que produce inseguridad, mientras que el amor brinda seguridad. Es algo que tenemos que aprender.

 

(*) Juan Michel, encargado de prensa del CMI, es miembro de la Iglesia Evangélica del Río de la Plata, en Buenos Aires, Argentina.

 

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Otros relatos e información adicional sobre la visita

 

Iglesias miembros del CMI en Sudán [en inglés]