01.10.09 18:43 Antiguedad: 2 yrs

Transformar armas en azadas

 

Mozambique

Cristovao "Kester" Estevao trabaja en un monumento por la paz emplazado en el paseo marítimo de la bahía de Maputo. La obra representa un gran globo terráqueo y una paloma confeccionados a partir de armas de fuego recogidas por TAE. © Juan Michel/CMI

 

Por Juan Michel (*)

 

Diecisiete años después del fin de la guerra en Mozambique, las iglesias siguen recogiendo y destruyendo armamento y limpiando terrenos de munición y restos explosivos para que la tierra pueda ser cultivada.

 

Cuando la lucha armada en un país termina, la atención mundial tiende a decaer rápidamente. Sin embargo, la reconstrucción lleva mucho tiempo. Las iglesias de Mozambique conocen muy bien este fenómeno, como lo descubrió un equipo de Cartas Vivas a fines de julio. Cartas Vivas son pequeños equipos ecuménicos que, en nombre del Decenio para Superar la Violencia –una iniciativa del Consejo Mundial de Iglesias (CMI)– visitan iglesias que se esfuerzan por promover la paz.

 

A primera hora de la mañana de un sábado, el equipo integrado por tres representantes de iglesias de Portugal, Suiza y Brasil, salió de la capital Maputo con destino a la comunidad de Chinhangwanine, en Malengani, una zona rural situada a 90 kilómetros al noroeste. Allí fueron testigos de una intervención de "Transformar armas en azadas", un programa del Consejo Cristiano de Mozambique (CCM).

 

Una bomba, arrojada desde un avión muchos años atrás y que yacía medio enterrada en el suelo, fue descubierta por un granjero en un terreno que deseaba cultivar. El artefacto, junto con otras armas y munición que aparecieron en la zona, fue destruido mediante una explosión controlada.

 

Este programa, conocido como TAE (por su acrónimo en portugués: Transformaçaõ de Armas en Enxadas), es una iniciativa puesta en marcha por las iglesias en 1995, tres años después de la firma del acuerdo de paz que puso fin a 17 años de guerra civil en el país. Su nombre se inspira en la visión del profeta Miqueas: "Forjarán sus espadas en rejas de arado y sus lanzas en podaderas".

 

Poco después de lograr su independencia de Portugal en 1975, Mozambique se vio envuelto en una despiadada guerra civil, debido en parte a su participación en la lucha contra el dominio blanco que tenía lugar en las vecinas Sudáfrica y Rodesia (actualmente Zimbabwe). Hasta el acuerdo de paz de 1992, ambos bandos cometieron atrocidades, incluso contra la población civil. Para entonces la guerra y el hambre se habían cobrado la vida de un millón de personas.

 

Actualmente, Mozambique experimenta un rápido crecimiento económico, pero más de la mitad de sus 22 millones de habitantes viven con menos un dólar al día. Entre 2000 y y 2002, el país sufrió sucesivas inundaciones seguidas de una severa sequía.

 

Qué hacer con un país anegado en armas

 

"Este programa fue la respuesta al interrogante: ¿Qué hacemos con las armas?", un pregunta que mucha gente se formulaba en el contexto del esfuerzo de las iglesias por restaurar el diálogo, la educación cívica y la reconciliación al finalizar la contienda", afirma el pastor Dinis Matsolo, secretario general del CCM.

 

Los miembros del personal de TAE recogen las armas que les entregan las comunidades a cambio de bienes no monetarios, como herramientas de trabajo, máquinas de coser, bicicletas y, ocasionalmente, algún tractor, en el caso de que el número de armas recogidas sea considerable. El programa está financiado por organismos extranjeros de desarrollo y cooperación, como Diakonia (Suecia) y la Red Global Ehime (Japón).

 

Armando Chauque, miembro de la Iglesia Apostólica y dirigente de la comunidad de Chinhangwanine, contó a Cartas Vivas que la comunidad estaba recibiendo materiales para construir aulas que la escuela local necesitaba mucho.

 

"Convencer a la gente de que entregue las armas que encuentra es una lucha", dice Luis Nicolau, un miembro de TAE que lleva siete años en el programa. El principal obstáculo, dice Nicolau, es la falta de suficientes bienes para dar como incentivos. Sin ellos no son muchos los que colaboran.

 

Según Nicolau, solamente en 2008 TAE recogió unas 18 mil armas y artefactos de guerra; pero él calcula que desde que el programa se puso en marcha se han recogido y destruido unas 700 mil armas y artefactos explosivos.

 

¿De dónde sale tal cantidad de armas? Según una estimación, a lo largo de casi tres décadas de guerra –una década de combates por la independencia, seguida de 17 años de guerra civil– unos 10 millones de armas de fuego llegaron a manos de los mozambiqueños. Después de la firma del acuerdo de paz en 1992, la confianza mutua de los bandos en conflicto era casi inexistente. Por ello, muchas armas no fueron entregadas sino enterradas o escondidas.

 

Sólo cuando la confianza fue paulatinamente restaurada, no por último gracias a la labor de reconciliación de las iglesias, la gente no se atrevía a entregar sus armas ni a revelar la localización de esos depósitos. Pero, con el paso del tiempo, muchos de esos lugares fueron olvidados –por ejemplo, cuando moría la única persona que los conocía–, de modo que incluso hoy siguen apareciendo nuevos escondrijos.

 

"Nuestra guerra civil fue atípica", explica Boaventura Zita, coordinador del programa TAE. "Incluso después del acuerdo de paz, los rebeldes desconfiaban del gobierno, así que escondieron sus armas en previsión de que se reanudaran los combates. Aún hoy el paradero de muchas de esas armas sigue siendo desconocido."

 

Transformación en marcha

 

El programa TAE, con un equipo de 27 personas, abarca la totalidad del país. La destrucción de los arsenales y artefactos recuperados se lleva a cabo o bien "cortando" las armas en la sede de TAE, o bien mediante su voladura con dinamita.

 

Esta última es una labor que realizan técnicos especializados de las fuerzas de seguridad del estado. Conforme a un contrato entre el gobierno y el CCM, esos técnicos no están autorizados a participar en las negociaciones con las comunidades, así como tampoco a interrogar a las personas que entregan armas.

 

No obstante, las armas recuperadas no son siempre destruidas. A veces se transforman e materia prima para realizar obras artísticas. El equipo de Cartas Vivas tuvo la oportunidad de encontrarse con Cristovao "Kester" Estevao, quien trabaja en un monumento por la paz emplazado en el paseo marítimo de la bahía de Maputo. La obra representa un gran globo terráqueo y una paloma confeccionados a partir de armas de fuego recogidas por TAE. Son varios los artistas que han participado en este aspecto del programa a lo largo de los años.

 

"TAE es un programa centrado en la transformación", subraya Matsolo. Por esa razón no se compran armas a cambio de dinero, sino que se ofrecen herramientas como incentivo. "Puesto que la paz no es una cuestión individual, las comunidades necesitan involucrarse como tales; de ahí que los bienes que damos como incentivos tengan también fines colectivos", explica. "El objetivo es movilizar y sensibilizar a las comunidades para promover una cultura de paz."

 

(*) Juan Michel es encargado de prensa del CMI.

 

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