04.08.09 15:51 Antiguedad: 3 yrs

Iglesias del Congo llevan a cabo un "trabajo inmenso" – Entrevista con Anna Muinonen

 

Anna Muinonen con niños en el campamento de Nzulo.
© Fredrick Nzwili/CMI
Fotografía en alta resolución

Por Fredrick Nzwili (*)

 

Las iglesias del Congo "están realizando un trabajo inmenso", dice Anna Muinonen, coordinadora del programa de FinnChurchAid (Ayuda de las Iglesias de Finlandia) para la República Democrática del Congo (RDC). "Son ellas -agrega- las que han mantenido el sistema de educación y el de atención de salud en el este del país durante todos estos años de conflicto."

 

En este país rico en minerales los combates han desplazado a decenas de miles de personas desde 1998. Aunque en 2003 un acuerdo de paz trajo una apariencia de paz a algunas zonas, donde personas desplazadas pudieron volver a sus hogares, la situación continúa inestable en las provincias de Kivu del Norte y del Sur, en el este del país.

 

Del 9 al 11 de julio, un equipo ecuménico internacional visitó Bukavu y Goma, capitales de Kivu del Sur y del Norte, respectivamente. El grupo, junto con otros que viajaron a diferentes partes del país, llegó a la RDC como "Cartas Vivas" en nombre del Consejo Mundial de Iglesias (CMI), con el fin de escuchar, aprender y mostrar solidaridad con las iglesias congolesas.

 

Bukavu, en el extremo sur del Lago Kivu, y Goma, en su ribera norte, son las bases para las actividades de socorro que organismos humanitarios como FinnChurchAid realizan en el este de la RDC. FinnChurchAid es miembro de Acción Conjunta de las Iglesias (ACT) Internacional, que proporciona ayuda de emergencia a las víctimas del conflicto.

 

En las ciudades todo parece normal. Los mercados están llenos de bananas, tomates y toda una variedad de frutas. Las mujeres venden las mercancías que transportan en cestas sobre sus cabezas. Las cestas están llenas de pescado e incluso de carne para la venta. A veces se producen atascos de tráfico en las carreteras mal pavimentadas.

 

Pero esta imagen pacífica contrasta con la presencia de soldados de las Naciones Unidas con sus cascos azules, lo que indica que no todo va bien aquí.

 

En su encuentro con la delegación de Cartas Vivas en el Campamento de Nzulo, destinado en Goma a las personas desplazadas dentro del país, Anna Muinonen respondió a algunas preguntas sobre la labor de socorro de ACT Internacional.

 

¿Cómo responde ACT Internacional a las necesidades que tienen en el este de la RDC las personas que llevan todos estos años atrapadas en el conflicto?

 

ACT está trabajando para ayudar a las víctimas de las diferentes guerras en la RDC. El pasado noviembre se preparó un llamamiento de emergencia para ayudar a las personas que habían huido de los combates más recientes en Kivu del Norte durante octubre y noviembre. Actualmente estamos trabajando para poner en práctica este llamamiento de emergencia. Por ejemplo, aquí [en el campamento de Nzulo], un miembro de la ACT, Norwegian Church Aid (Ayuda de la Iglesia Noruega - NCA), ha emprendido un proyecto sobre agua y saneamiento. Las condiciones higiénicas en los campamentos de desplazados son realmente terribles por lo que respecta al número de personas en ellos hacinadas y la falta inicial de letrinas y agua potable. Por ello, NCA estableció aquí un sistema de suministro de agua y ha ayudado a la gente a construir letrinas. Otros miembros de ACT están colaborando en la prestación de asistencia en diferentes zonas de Kivu del Norte.

 

Las actividades se centran en la agricultura, mediante la distribución de semillas tanto a las personas desplazadas como a las comunidades que las acogen, debido a que la ayuda alimentaria dura sólo unas pocas semanas o, como máximo, unos pocos meses. Después de esos períodos se deja a la gente sin nada. Por ello les ayudamos a cultivar sus propios alimentos y a conseguir un mínimo de autosuficiencia.

 

¿Cómo pueden los desplazados practicar la agricultura cuando viven en campamentos?

 

En realidad, la mayoría de los desplazados en el Congo viven con familias que los acogen, no en lugares para desplazados, ya que ésta es normalmente la última opción para la gente. La mayoría de las veces, cuando una persona tiene que huir de los conflictos, trata de ir a zonas donde tiene algún miembro de su familia, aunque sea en lugares distantes, o donde haya miembros de las mismas iglesias. La hospitalidad de estas familias de acogida es realmente fenomenal. Algunas hospedan hasta cinco familias en su pequeño hogar.

 

En estas situaciones, nosotros, los miembros de ACT, ayudamos a la gente a negociar con las autoridades locales o con las iglesias locales para que les den una parcela de tierra, a fin de que, junto con las comunidades de acogida, puedan cultivar al menos algunos productos agrícolas. Normalmente casi toda la producción se utiliza para la alimentación, pero a veces se puede vender una pequeña parte y los ingresos se destinan a satisfacer otras necesidades.

 

¿Con qué problemas se enfrenta usted en su trabajo?

 

En esta zona, desgraciadamente no ha acabado el conflicto. Las mismas personas que huyeron y después de unos meses volvieron a sus zonas de origen, han tenido que huir de nuevo, normalmente hasta varias veces durante un año. Así pues, es realmente difícil tratar de ayudar a las personas a estabilizarse y a reconstruir sus vidas. Cuando vuelven a sus zonas de origen suelen encontrarse con que sus casas han sido saqueadas, sus campos destrozados y les han robado o destruido todos sus herramientas de trabajo agrícola. Los miembros de ACT están tratando de ayudar a los que regresan para que puedan rehacer sus vidas, pero la continuación del conflicto es el obstáculo principal.

 

En algunas regiones, los asociados de ACT trabajan también en zonas extremadamente peligrosas. Por ejemplo, la zona de Lubero Sur, en medio de Kivu del Norte, es muy peligrosa actualmente. Diariamente se registran batidas de saqueo en las aldeas y casi todos los días se producen ataques a vehículos en las carreteras.

 

Por ello, otro de los problemas graves es también que no podemos ir a determinados lugares donde la gente necesita desesperadamente ayuda, pero el acceso humanitario es limitado a causa de la inseguridad.

 

¿Cree usted que hay personas atrapadas en el conflicto a las que sus esfuerzos todavía no pueden beneficiar?

 

Ciertamente, ya sea porque tuvieron que huir a zonas que quedan muy alejadas de donde trabajan la mayoría de los organismos humanitarios, o a causa de limitaciones logísticas debidas a que casi no hay una infraestructura de carreteras en el país. Algunas de las carreteras existentes son demasiado peligrosas debido a los ataques de grupos armados y bandidos. Por lo tanto, sí, hay algunas zonas donde la gente está atrapada y se halla casi sin ninguna asistencia.

 

¿Por qué cree usted que el conflicto dura tanto tiempo?

 

Creo que el conflicto de la RDC es uno de los más complicados. Ha sido caracterizado como una emergencia olvidada, en parte, posiblemente, porque es muy difícil comprenderlo. Es difícil encontrar las causas radicales y afrontarlas. Cuando el conflicto no es ni siquiera entre la misma población, es difícil empeñarse en una labor de paz y reconciliación. Es muy poco lo que se puede hacer al nivel de la sociedad civil porque no son los civiles quienes luchan unos contra otros.

 

Hay varios grupos armados, locales y extranjeros. También la riqueza de recursos naturales del Congo se ha convertido en una maldición para el país, ya que diversos intereses económicos mantienen en funcionamiento estas milicias.

 

¿Cuál es el impacto de la labor de socorro de las iglesias?

 

Nosotros, los miembros de la red ACT, tratamos de hacer lo posible con los recursos que tenemos. Además, las iglesias del Congo, independientemente de que sean o no partes del foro ACT, están realizando un trabajo inmenso. Son fundamentalmente las iglesias quienes han mantenido el sistema de educación y el de atención de salud en el este del país durante todos estos años de conflicto.

 

Las iglesias están en todas partes. Hablaba yo antes de las zonas donde la gente se halla atrapada y ningún organismo humanitario puede llegar allí por limitaciones de seguridad y logísticas, pero las iglesias están allí. Si en una determinada aldea no hay una escuela, son normalmente las iglesias las que se organizarán para proporcionar al menos un mínimo de educación a los niños. Las iglesias mantienen también un notable número de centros de salud y hospitales.

 

En una palabra, ¿cómo describe usted el conflicto en la RDC?

 

Diría que es la definición misma de una compleja emergencia humanitaria.

 

(*) Fredrick Nzwili es un periodista independiente que reside en Nairobi, Kenya. Es corresponsal de Noticias Ecuménicas Internacionales (ENI).

 

 

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