Enfasis anual 2005: Asia - ‘Construir comunidades de paz para todos'

Enfasis anual 2005: Asia - ‘Construir comunidades de paz para todos'

El tema de la 12ª Asamblea General de la CCA y el foco de atención del DSV hacia Asia en 2005

Tras centrar la atención durante cinco años en el tema ‘Un tiempo de plenitud de vida para todos' (2000-2005), a partir de la 12ª Asamblea General que se celebrará del 31 de marzo al 6 de abril de 2005, la Conferencia Cristiana de Asia inicia otro foco de atención para cinco años (2005-2010) con el tema ‘Construir comunidades de paz para todos'.

Por supuesto, la comunicación de la buena nueva de que Dios quiere la plenitud de vida para todos continuará siendo el núcleo de la vida y del ministerio de la Conferencia Cristiana de Asia. Sin embargo, el tema ‘Construir comunidades de paz para todos' refleja un llamamiento y un compromiso en relación con una tarea y una visión en el contexto de la diversidad religiosa y étnica de Asia, así como la búsqueda continua de una armonía en comunión. Vivir en Asia no puede concebirse ya románticamente como llegar a ser una comunidad única, sino vivir juntamente como muchas comunidades diversas a las que mantiene unidas la misma visión de la paz para todos.

Fundamentos bíblico-teológicos del tema

El tema, ‘Construir comunidades de paz para todos', fue propuesto por el actual secretario general, Dr. Ahn Jae Woong, y se inspira en una frase de Marcos 9:50b: ‘Tengan sal en ustedes mismos y estén en paz unos con otros'. El versículo forma parte de la conclusión de una serie de dichos atribuidos a Jesús. Estos versículos conclusivos (49-50) expresan un aviso sobre ser salados con fuego y sobre la sal que pierde su sabor. Ser salados con fuego parece describir la situación de pruebas y persecución en que se hallaba la comunidad del autor del evangelio (Marcos). Como han señalado algunos comentaristas de la Biblia, tanto la sal como el fuego son imágenes relacionadas con la conservación de los alimentos. Las pruebas y la persecución se consideraban medios por los que la integridad o la fe de las personas se comprobaban, y también se conservaban. No era de esperar que los discípulos de Cristo escaparan de las pruebas o persecuciones, sino que hicieran brillar su fe e integridad a través de las pruebas y a pesar de ellas.

La imagen de la sal recuerda otros dichos de Jesús que se encuentran en los demás evangelios:

· Ustedes son la sal de la tierra, pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué se salará? Ya no sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente (Mateo 5:13)
· Buena cosa es la sal, pero si hasta la sal pierde su sabor, ¿con qué se sazonará? No sirve ni para abono ni para el estercolero. Hay que tirarla. (Lucas 14:34-35)

Hay claramente una amenaza de juicio en estos dichos, que están dirigidos a los discípulos o seguidores de Cristo Jesús.

¿Puede la sal perder realmente su sabor, sus propiedades químicas o su valor? Se supone frecuentemente que sal (halas en griego) significa cloruro de sodio, un condimento para añadir sabor al alimento o que sirve como purificador o conservante. Pero el concepto de ‘sal de la tierra' (o sal del suelo) en Mateo 5:13 podría referirse también a un material salino, como la potasa o el fosfato, que abundaba en la zona del Mar Muerto y sus alrededores, en Palestina. Dicho material se utilizaba para fertilizar la tierra y enriquecer el abono que se ha esparcido sobre el terreno1. Bajo esta luz, lo que se pierde no es tanto el sabor de salinidad de la ‘sal de la tierra', sino más bien su fuerza o potencia para nutrir el suelo.

Por lo tanto, ‘tengan sal en ustedes mismos' puede significar ‘tengan fuerza entre ustedes mismos a fin de que puedan contribuir a nutrir la tierra'. Es interesante observar que la fuerza de la sal se hace efectiva al introducirla o esparcirla en el suelo. La fuerza de la sal no se hace efectiva manteniéndose apartada—ni siquiera como una especie de purificador o aditivo estabilizador que sencillamente se añade a algo. Así pues, los discípulos de Cristo Jesús no sólo están llamados a ser conservadores de algo bueno en la sociedad, ni tampoco a ser meramente gente agradable que únicamente añade sabor a una sociedad por otra parte inmoral. Están llamados, más bien, a convertirse en una fuerza que aporta vida, estando entrelazados con otros elementos en el suelo y contribuyendo a proporcionar nutrimento a una sociedad que, de lo contrario, sería estéril.

Otra forma de entender ‘tengan sal en ustedes mismos' es considerar el significado de la sal en la ofrenda sacrificial (Levítico 2:13) y como símbolo del compartir la misma mesa (Esdras 4:14). La sal, que formaba parte de todos los sacrificios, simbolizaba la preservación de la corrupción. La frase del Antiguo Testamento ‘sal de la alianza con tu Dios' recuerda cómo se sellaban y confirmaban en aquel tiempo las alianzas, con una comida oficial en la que los participantes compartían unidos la sal, y con ello concluían el pacto. Al hacer una alianza, la adición de sal era un acto deliberado que hacía eterna y vinculante la relación de alianza. La práctica de comer sal con alguien era un signo de amistad y lealtad. Considerando juntamente ambos términos, la ‘sal de la alianza' podía entenderse en el contexto de una exhortación tanto a la hospitalidad, como a la lealtad de la alianza.

Otra forma aún de entender la sal es a través de su virtualidad para crear una colectividad y comunidad. De esta forma, ‘Tengan sal en ustedes mismos y estén en paz unos con otros' significa ‘manténganse unidos y estén en paz unos con otros para que puedan conservar su sabor'2. Mantenerse unidos significa solidaridad, la cual se hace posible por medio de la compasión y puede poner de manifiesto la esencia de la sal en la comunidad de fe.

Aparte de estudiar el contexto lingüístico de los versículos que son el fundamento de nuestro tema, es importante también situarlos en el contexto más amplio de los pasajes en medio de los cuales se encuentran. Estos versículos siguen a una serie de dichos sobre los obstáculos que los discípulos interponen ante los ‘pequeños' de Cristo. Es interesante observar que tales dichos sobre los obstáculos siguen a un breve relato acerca de un ‘intruso' que expulsaba demonios en nombre de Jesús y a quien los discípulos (por medio de Juan) habían intentado impedírselo porque ‘no venía con (‘no formaba parte de') ellos'. Este pequeño relato sirve para recordar que la tarea de salar o fertilizar la tierra no es necesariamente un monopolio, de los discípulos en aquél tiempo, o de la iglesia hoy.

Visto en este contexto, el dicho ‘Tengan sal en ustedes mismos y estén en paz unos con otros' significa ‘la fuerza está en la cooperación y colaboración; se crearán la paz, la reconciliación y la solidariedad cuando ustedes trabajen en unión'. De esta forma, "Construir comunidades de paz para todos" es realmente un llamamiento en relación con una tarea, un compromiso y una visión para todos.

El foco de atención de la Asamblea General

Como tema para los próximos cinco años, ‘Construir comunidades de paz para todos' pone de relieve el compromiso continuo de la CCA en favor de un ecumenismo más amplio, que incluya el fomento de mejores relaciones intrarreligiosas, la cooperación interreligiosa, la colaboración con la sociedad civil en cuestiones de paz y justicia y la preocupación por la integridad de toda la creación.

¿Por qué la CCA habla de comunidades y no de comunidad? ¿Cuál es la comunidad incluyente a la que aspiramos en Asia?

Yo creo que no debería haber nunca una comunidad única o uniforme, o con un único grupo dominante que absorba o abarque a los demás grupos. Debería ser, más bien, una comunidad de comunidades distintas, cuyas diversas razas, colores, culturas, idiomas y religiones se valorarían y celebrarían como parte del caudal de nuestros patrimonios culturales y recursos espirituales. La diferencia y la diversidad no se considerarían ya razones o instrumentos para encubrir animosidades y hostilidades entre grupos de personas. En lugar de ello, serían puntos de partida para un diálogo real y significativo entre distintos grupos, a medida que cada uno comienza a valorar y respetar a los demás. En este espíritu de celebración de la diversidad, nosotros, los cristianos de Asia, dejaríamos de considerar al otro como a un enemigo mortal, o como al irredento condenado al infierno, o como al pobre pagano a quien se debe convertir. En cambio, consideraríamos a los demás como hermanos, hermanas y compañeros, a los que Dios ama también, a los que Dios también ha revelado verdades, de los que podemos aprender sobre la vida, las formas de vivir y las relaciones, y en los que podemos encontrar también la imagen de Dios. Además, una comunidad incluyente de comunidades de Asia sería una comunidad que trabaja unida, con todas las diferencias y a pesar de ellas, para conseguir más justicia y paz en Asia. Juntamente, sacaríamos fuerzas y construiríamos nuestra solidaridad utilizando nuestros diversos recursos culturales y espirituales para conseguir la totalidad y plenitud de la vida para todos3.

El tema refleja la realidad concreta de diversidad de Asia donde no podemos pensar ya en términos de uniformidad, sino de pluriformidad. Por ello, pensamos en términos de muchas comunidades, no de una, si bien unidas o vinculadas con la misión de paz para todos. La palabra ‘construir' nos recuerda que sigue siendo necesario que estas comunidades actúen y que hace falta esa acción para que se realicen auténticamente estas comunidades de paz.

El foco de atención del DSV hacia Asia

El tema de la 12ª Asamblea General de la Conferencia Cristiana de Asia es también, en 2005, el tema del foco de atención hacia Asia del Decenio para Superar la Violencia (DSV). Cuando el Consejo Mundial de las Iglesias, que inició el DSV, decidió dirigir a Asia en 2005 el foco de la atención del DSV, el personal de la CCA consideró que el tema ‘Construir comunidades de paz para todos' encaja también dentro del tema general del DSV, ‘Las iglesias en busca de reconciliación y paz', pero con un enfoque claramente asiático.

En un continente tan extenso y plural como Asia, la búsqueda de reconciliación y paz se realiza en medio de distintas formas de violencia, desde la física y estructural, hasta en sus formas personales, interpersonales, comunitarias y sutiles. Entre las formas comunes de violencia que pueden encontrarse en todas las subregiones de Asia cabe señalar las siguientes: globalización económica, fundamentalismo religioso, conflictos étnicos, pobreza masiva, injusticia y corrupción, militarización, violaciones de derechos humanos, discriminación e injusticias de género, por citar sólo algunas.

Al centrar en Asia la atención del DSV, tenemos que subrayar la participación de las iglesias en la violencia, que puede adoptar distintas formas: teologías o doctrinas que legitiman la violencia, silencios o actitudes pasivas frente a la violencia o alianza declarada con el poder establecido.

En lugar de describir una lista de situaciones de violencia, intentaremos que los cinco años de este foco de atención sean un tiempo para celebrar los esfuerzos de construcción de paz que se han ido realizando en Asia. Es posible que sean esfuerzos con o sin la etiqueta del DSV, emprendidos con o sin la iglesia y el movimiento ecuménico, pero que ciertamente contribuyen a construir comunidades de paz para todos en la región, ya que la tarea de construir la paz no es el monopolio de la iglesia o del movimiento ecuménico. En realidad, constituye un desafío para la iglesia y el movimiento ecuménico a fin de que amplíen el círculo de sus amigos y colaboradores, recordando que han recibido un llamamiento y una tarea abiertos de par en par: ‘Tengan sal en ustedes mismos y estén en paz unos con otros.'

—Hope S. Antone

1. Esta idea fue compartida por Martyn Percy del Instituto Teológico Lincoln de la Universidad de Manchester, Reino Unido, con un grupo de discusión en una consulta del CMI sobre ‘Poder interrogante y redefinidor' celebrada en Cret Berard, Suiza, en diciembre de 2003.

2. Comunicó esta interpretación Preman Niles, ex secretario general del Consejo para la Misión, en una sesión de estudios sobre la Biblia que dirigió en la reunión del Comité General de la CCA en Bangkok, Tailandia, en octubre de 2003.

3. Hope S. Antone en un estudio sobre la Biblia para los talleres de la CCA sobre cultos y planes de estudios de Educación Cristiana, celebrados del 20 al 27 de octubre de 1999 en Bali, Indonesia.