Boletín del DSV - Febrero de 2005, no. 1

Editorial

Estimados lectores:

La violencia del tsunami no fue causada por el poder o la intervención de los seres humanos. Fue una violencia natural, instantánea y aterradoramente destructiva. Contrariamente a la violencia causada por los seres humanos, el efecto de la violencia fue, en este caso, reunir a la gente, evidenciando un potencial importante de propiciar la paz. La violencia causada por los seres humanos no puede reivindicar esa capacidad, excepto la de reunir a los que están en un bando contra el otro. No apela al tipo de respuesta que se dio al tsunami.

No hay explicación alguna sobre el significado de una catástrofe natural, pero sí la hay para el significado de la violencia de los seres humanos. Comienza en la oración de Jesús en la cruz: "No saben lo que hacen". Es verdad para la violencia provocada por los seres humanos: no saben lo que hacen, no entienden realmente lo que está pasando. La verdad es la primera víctima de la guerra, y es también una víctima de la violencia entre las personas. Se puede decir que una humanidad que gasta un billón de dólares estadounidenses en reforzar su poder militar y no pone ni la tercera parte de esa cantidad para hacer frente a los problemas más urgentes y amenazadores no sabe lo que hace.

En un mundo en el que 24.000 personas mueren cada día de hambre -una forma indirecta de violencia por privación o negligencia- puede decirse que la comunidad mundial no sabe lo que hace. Podemos entender lo que está ocurriendo, no sólo los hechos y las cifras, sino las causas y las conexiones. ¿Sabemos lo que está pasando?

En la oficina de coordinación del DSV hemos examinado más de cerca los logros de la Organización Mundial de la Salud en relación con la violencia y la prevención de la violencia. Se trata de informaciones y orientaciones importantísimas para las iglesias comprometidas en la lucha contra la violencia. Al mismo tiempo, la colaboración con las redes de la base en el marco del Decenio Internacional de las Naciones Unidas de una cultura de paz y no violencia para los niños del mundo continúa. El DSV nos insta a todos a colaborar con las personas de buena voluntad. Las iglesias y sus instituciones pueden ayudar en la promoción tanto de la prevención de la violencia (OMS) como de la cultura de paz (UNESCO). Y deben hacerlo en cooperación con los organismos relacionados con la Organización de las Naciones Unidas a nivel internacional, regional y nacional, así como con otros agentes que tampoco pertenecen a las iglesias.

Al acercarnos a la mitad del Decenio, el foco de atención annual pasa de los Estados Unidos de América en 2004 -Poder y promesa de paz- a Asia en 2005: Construir comunidades de paz para todos. Colaboremos todos utilizando formas que promueven la justicia, la reconciliación y la superación de la violencia. Juntos, conscientes de lo que estamos haciendo, basándonos en el amor e inspirándonos en el Espíritu, hemos de lograr vencer la violencia.

Hansulrich Gerber
Coordinador de DSV

Boletín del DSV - Febrero de 2005, no. 1